Después de mucho tiempo queriendo dar el paso de aprender artes marciales y de probar otros centros del barrio, cuando pisé Do Yang Sal por primera vez lo tuve claro. No sólo es el buen ambiente que se respira desde el primer minuto, sino también el compañerismo y un método de enseñanza que engancha. Pocas personas he conocido que transmitan su pasión por lo que hacen como el Maestro Salva. Sencillamente te contagia con su implicación, profesionalidad y conocimientos. Recomendable al 200%. ¡Gracias a maestros y compañeros por hacer de ésta una experiencia increíble!
Carlos Pons